sábado, 29 de mayo de 2010

El tren

Por mi vacio viaja el tren de los recuerdos
falto de luz y lleno de pasajeros rendidos.
Por las ventanas, los días pasan como ráfagas
del tiempo que se ha ido
y el dolor se arrima en cada estación detenida.
La memoria obliga a refelexionar lo vivido
y a encontrar sentido a aquello que olvidamos
en alguna parada.
La vías se pierden en el infinito
mientras el tren viaja y viaja incansable,
ronronenado las penas de los viajeros
sin destino.

Final de los tiempos

Doliente abismo
húmedo y ominoso,
es necesario protegernos
de tu furia incalculable
cuando los días truenen
sobre nuestras cabezas
y las voces lloren su destino.
Es mejor estar atentos a los presagios
en los cielos oscuros,
cuando las tormentas traigan
entre huracanes de miedo y aguas traicioneras
la necedad de los tontos,
la terquedad de los sordos
y la ignorancia de los que no quisieron ver
los mensajes escritos
en el libro de los tiempos infinitos.