domingo, 12 de julio de 2015

Bosque de almas


La majestuosa luna abrigaba un extraño manto de oscuridad. Absortos, los testigos dejaron sus tareas y alzaron sus cabezas para observar el inusual fenómeno. Paralizados como estacas, sin nombres, ni tiempo, no dieron crédito a lo que sus ojos estaban viendo. Sin razón alguna, sus pies se ramificaron hasta penetrar en la húmeda tierra, sus brazos crecieron como ramas y sus cuerpos se vaciaron de sangre y se llenaron de savia. La luna, corrió su manto de sombra e iluminó el nuevo bosque de almas.

1ª mención en el concurso de micro relatos "El influjo de la luna" Letras como espadas

martes, 23 de junio de 2015

LAS COSAS QUE YA NO ESTÁN

El mundo que yo conocí de chico cambió y entre las cosas que se perdieron a lo largo de estas cuatro décadas hay algunas que se empiezan a extrañar, no solo por su ausencia en sí, sino por lo que significaron para mi generación. La primera de las cosas que extraño es la inocencia, los niños de hoy la pierden muy rápidamente. El hambre, la pobreza, el maltrato, las guerras, el abuso y abandono de los padres, las drogas, los dispositivos móviles, la Internet entre otros, han ido borrando en poco tiempo todo rastro de inocencia y con ello la capacidad de asombrarse ante las cosas que no llegan a comprenderse. De chico me maravillaba mirando el cielo, pensando que era ese vasto espacio que se abría sobre mi cabeza. Hoy el Universo es algo que está allí y casi ningún niño se plantea lo que significa su existencia.


La segunda cosa que extraño es el poder de inventiva e imaginación que teníamos en nuestros juegos, jugar a la bolitas o las figuritas no era solo un juego, era un motivo para juntarse entre amigos y crecer juntos. Armar camiones con madera, fierros, alambres y pedazos de juguetes rotos era todo un desafío, montarse en un karting a rulemanes y arrojarse por las pendientes era toda una aventura, desnudar los sentimientos al hacer girar la botellita o jugar a Verdad consecuencia era excitante, andar en bicicleta, escalar los cerros, hacer los famosos "asaltos" con la única arma de la palabra para ver si ganábamos alguna chica era motivador y nos hacía sentir que la vida era nuestra y que la teníamos toda para nosotros.



Extraño además, la babas del diablo cayendo del cielo, las luciérnagas pintando de luces los jardines nocturnos, los panaderos flotando en el viento con su pan arropado entre plumas, los cascarudos cornudos y sus feroces batallas, los bichos bolitas, las lagartijas perdiendo sus colas al querer atraparlas, la mañanas heladas y las calles llenas de escarcha, las libélulas anunciado el cambio de clima, los bichos palos camuflados en los árboles, el Mamboretá o Mantis devorándose un pequeño insecto, la caza de ranas con el hilo y la tela roja, los campos de girasoles girando sus cabezas en dirección al sol, el canto del rey del bosque, la calandria, el cardenal y el petirrojo, las langostas saltando de a cientos por todo el jardín, los millones de caracoles esparcidos por la costa atlántica, los cangrejos de Punta Rasa, las liebres y los cuises cruzando caminos, los días mas largos, las horas nocturnas y sus historias de miedo, las salidas al cine en familia los días domingo, la alegría de encontrar un trébol de 4 hojas, el canto de las chicharras en pleno verano,las efímeras nubes de mariposas y su caleidoscopio danzante, el tiempo que se fue y que ya no volverá, las comidas caseras de mis abuelas, los fines de semana en casa de mis abuelos, las voces que ya callaron y mis primeros poemas.

martes, 9 de junio de 2015

SUBTERRÁNEOS


Una historia del espacio urbano

La tierra vista desde el espacio. Se la ve deslucida y sin los colores habituales

·        Texto: A miles de kilómetros, alguien observa al planeta tierra
      
En el Interior de una nave espacial. Un grupo de extraterrestres, frente a la gran
ventana y los paneles de control, observan la curvatura del planeta.

         Texto: (Uno de los extraterrestres, a otro) Enviaremos a dos de nuestros exploradores
     
Dos extraterrestres se desmaterializan en una maquina transportadora.

Calle Lavalle, desolada y destruida, los cines están vacíos y hay basura por todos
lados y carteles caídos. Hay algunos perros muertos. Aparecen los extraterrestres. 

·        Texto: Los dos viajeros hacen su aparición en el planeta

La ciudad de Buenos Aires (Obelisco) totalmente destruida y abandonada. Los
extraterrestres, caminan hacia el obelisco. Se ve la entrada al SUBTE D o C
·       
         Texto: Este planeta esta desolado, no vemos signos de vida
    
Los extraterrestres llegan a la boca del SUBTE D o C, frente al obelisco. De abajo
llegan acordes musicales y sonidos. Se sorprenden.

Los extraterrestres se meten dentro del SUBTE y bajan por la escalera mecánica.
Los extraterrestres salen al túnel principal. Allí es panorama es distinto. Esta lleno de personas, niños con madres, hay fuentes escaleras mecánicas enormes, negocios, parece un Shoping, los bares están llenos, hay espectáculos callejeros. Los trenes van y vienen. Debajo de la tierra hay todo un mundo que bulle.
·        
           Texto: Parecen que aquí se han desarrollado


            Continuará…

Solo

La lluvia llegó sin aviso, más calma de lo que esperaba, pero refrescante. Cuando salió de su trabajo dejo que el agua fresca lo mojara, despreocupado, entregado, como si  el mundo fuese a terminar en segundos. Las espesas gotas iban empapando su indefinida figura, que ahora era una mancha oscura en medio del temporal, que había apagado toda señal de vida. Era como si los tristes habitantes se hubieran esfumado. Miró hacia ambos lados y no vio nada. Fue allí cuando se dio cuenta que estaba solo.

La llave

Cuando Juana salió de la casa de  la adivina la angustia se había apoderado de todo su cuerpo, aquella carta al revés y la sentencia por parte de la pitonisa de que un grave accidente acabaría con su vida la había incomodado. No sabía si creer en aquel oscuro presagio o desestimarlo de inmediato. Dudosa de su futuro, pensó en que quizá el destino le tenía reservada algo mejor. Noto que olvidó las llaves del auto en la casa la adivina, dio la vuelta justo cuando el camión se subía a la vereda.

Bombones

Tamara sabia que debía lidiar con la mujer de Rodrigo. Imaginaba como sería su respuesta cuando se enfrentara a  él y le diera la oportunidad de elegir, seguramente sonaría convencional  y hasta en un punto irrisorio. Entró en su casa y divisó un elegante paquete sobre la mesa. Se acerco y vio que eran bombones. Una tarjeta con solo cuatro palabras “Te amo, Rodrigo”. Su rostro se iluminó, y la tristeza que la perseguía se desvaneció. Abrió la caja, eligió el más grande, lo llevo a su boca, sin saber que esa sería la última vez que vería a Rodrigo.

sábado, 10 de enero de 2015

Ráfagas


Las balas quiebran el denso aire precedidas de un seco chasquido. Son como un coro de almas vocalizando desde el mismo averno. Levantan nubarrones de polvo y tierra seca con cada golpe. Hugo Guzmán, sostiene su cámara de fotos como si fuera un fusil con balas de salva. Su lente busca encuadrar el horror de la manera más poética posible, no quiere que sus fotografías escupan solo muerte y dolor, también pretende dejar plasmado en aquella instantánea el valor de la vida humana, el sentido de un rostro grabado a fuego por el impiadoso sol del desierto y hoy atravesado por la tragedia.

Parapetado detrás de un vehículo volcado y apuñalado por tantos proyectiles como estrellas existen, Guzmán se protege de la andanada de balas y cuando estas cesan por tan solo unos segundos, asoma su cabeza como un delfín necesitado de oxígeno y dispara repetidas veces. Esta vez es un niño el que queda atrapado en medio de sus disparos. El pequeño intenta salvar a un familiar que se desangra en medio de la calle como un viejo toro en la arena. La sangre de ese hombre anónimo parece darle un poco de vida a tanta aridez, desatando en Guzmán un contrasentido sobre lo que significa vivir y morir en tierras hostiles.

Sobre un edificio doblegado por años de intolerancia y sinrazón, un francotirador espera el momento para descargar su paquete de muerte. Guzmán lo ve levantar la punta humeante de su arma, es casi imperceptible entre tanta monocromía, entre tanto aliento contenido. Es como una postal en blanco y negro.

El niño toma el cuerpo ya inerte del hombre y comienza a arrastrarlo desde los pies hacia un lugar seguro, como si buscara darle una muerte más digna. Dejarlo morir tirado como un perro de la calle no está en sus planes, aun sabiendo que su propia vida corre peligro. El cuerpo ya se ha puesto pesado como un costal lleno de arroz y el delgado niño debe esforzarse para sacarlo de allí, no quiere que se convierta en parte del macabro espectáculo. Nadie se mueve, nadie lo ayuda. Esta solo en medio de un circo Romano.

El francotirador sabe que el niño es presa fácil, que un solo y certero disparo bastara para acabar con su vida en tan solo segundos. Parece disfrutar del poder que le da sentirse el dueño del aire que llena sus pulmones, de las lágrimas que brotan de sus ojos apagados por tanto sufrimiento. Solo él sabe cuando jalará el gatillo.

El niño no puede con el cuerpo, sus débiles brazos ya no tienen la fuerza necesaria para llevárselo. Guzmán sabe que pronto una bala atravesará su pecho. No lo piensa, corre hacia él mientras apunta con su cámara y dispara una ráfaga hacia el hombre escondido tras el rifle. Las fotografías son perfectas. El sonido mudo de un flagrante disparo retumba en el aire. El niño corre y se esconde detrás del vehículo, escapando de las alas de la muerte. Guzmán cae hacia adelante envuelto en un manto de sangre, tiene una sonrisa en su rostro y el arma aún caliente en su mano.



miércoles, 7 de enero de 2015

Universo

Cuantas veces, en especial cuando éramos niños, solíamos tendernos sobre el pasto húmedo en una diáfana noche de verano a observar durante horas, el cielo nocturno. Mientras los aromas de las hierbas frescas y de las flores silvestres nos acariciaban el sentido del olfato no despegábamos la vista de aquel conglomerado de brillantes estrellas, embelesados y reflexivos.

Recuerdo que para mi y mis amigos, observar la inacabada bóveda celeste era una de las maravillas más inconmensurables de la creación, pero también uno de los misterios más insondable e imposible de develar. Su complejidad y su infinita extensión eran  un gran galimatías que no podíamos resolver por más que nos esforzáramos  En esa inocente mirada existía una innata curiosidad ontológica de nuestra parte, que nos llenaba de preguntas de carácter metafísico. ¿Somos los humanos los únicos habitantes del Universo? ¿Es realmente infinito? ¿Quien lo creo? ¿Se pueden contar las estrellas? y como siempre, no lográbamos encontrar esa respuesta que llenara el vacío existente en nosotros, porque la comprensión de como funciona el Universo estaba más allá de nuestros limites intelectuales.