martes, 24 de agosto de 2010

Agosto

Agosto baña con su manto de luz
las callecitas olvidadas,
donde ya nadie transita,
donde ya nadie espera.
Son estampas de un pueblo que se pierde
en el olvido,
que se muere de a poco
en la reseca sed de los que quedan,
en la infame melodía de los cantores
que no quieren callar,
que no quieren dejarse morir
junto al espanto de ver las casas vacias,
la persianas bajas y las plazas sin vida.
Hasta los árboles han perdido su sombra,
incluso los perros se ha convertido en fantasmas
y deambulan como anímas en pena.

Pero agosto vuelve,
una y otra vez
como si todo estuviera en orden,
como si la vida siguiera su curso.
No sabe de pueblos detenidos,
no entiende ancianos que se esfuman,
de trenes que nunca llegan
de hombres que ya no vuelven,
porque agosto solo quiere pintar al pueblo
con su paleta de colores
como un artista bendecido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario