Nada cambia,
las cosas mantienen su forma,
perduran en la piedra fosilizada,
y nos descubren los vestigios de otrora.
Caen vencidas las osamentas de las bestias
desarmadas, sin tener quien las ensamble
se aglutinan entre si
para contar su propia historia.
Hueso sobre hueso el tiempo inclina con su peso
y va grabando el surco de los años
sobre el calcio y el carbón.
Una tierra reseca sacude el polvo del olvido,
mientras unas manos piadosas recolectan el pasado
y lo aprisionan
en una caja de zapatos.
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