sábado, 29 de mayo de 2010

Final de los tiempos

Doliente abismo
húmedo y ominoso,
es necesario protegernos
de tu furia incalculable
cuando los días truenen
sobre nuestras cabezas
y las voces lloren su destino.
Es mejor estar atentos a los presagios
en los cielos oscuros,
cuando las tormentas traigan
entre huracanes de miedo y aguas traicioneras
la necedad de los tontos,
la terquedad de los sordos
y la ignorancia de los que no quisieron ver
los mensajes escritos
en el libro de los tiempos infinitos.

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