miércoles, 18 de agosto de 2010

Danza

Hacia abajo,
la mano lleva el ritmo,
los pies besan el suelo
con sus puntas aladas
y sueñan...

Alguien empieza el baile y anima a los otros
a regalar contorsiones de las caderas
a menear los cuerpos sudorosos
a inflar los pechos orgullosos
y a buscar pareja.

Mejilla con mellija la música aprieta
cada arrime, cada roce, cada supiro entrecortado
cada encuentro de pasión contenido.
Mientras bailan, las almas se menean, retuersen y deambulan
con el frenesí de la música,
las figuras se pierden al unísono junto al tambor
que repiquetea con las palmas ardidas.

La noche se pierde
las horas detienen el tiempo
la danza se adueña de los danzantes
es todo baile, es toda llama
que no quiere ser apagada.

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