Cuando Juana salió de
la casa de la adivina la angustia se había apoderado de todo su cuerpo, aquella carta al revés y la sentencia por parte de
la pitonisa de que un grave accidente acabaría con su vida la había
incomodado. No sabía si creer en aquel oscuro presagio o desestimarlo de
inmediato. Dudosa de su futuro, pensó en que quizá el destino le tenía
reservada algo mejor. Noto que olvidó las llaves del auto en la casa la
adivina, dio la vuelta justo cuando el camión se subía a la vereda.
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