miércoles, 29 de septiembre de 2010

La isla

Secretamente entre lazos azules
de eterno fuego te ame,
vaciando sobre tu espalda
todo el ardor de mi cuerpo.
Soñando, navegaba
sobre tus senos erguidos
como náufrago
que nada hacia la isla más cercana.
Allí eche anclas
y dormí hasta que le tibio amanecer
despertó en mis labios
llenos de tu sal.
Y sin proponérmelo
regrese al agua,
huyendo de toda tu naturaleza,
volviendo a una ciudad casi desierta,
escapando de todo,
de tu silencio y de tus besos.
Y camine  con el alba en mis pies
dejando sola a tu isla
sobre una cama distendida.

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