domingo, 19 de septiembre de 2010

Retazos de hambre

Cuanta hambre rueda por sus bocas,
ajadas como viejos libros que ya no se leen.
Las caras descubiertas al engaño
ya no hablan de futuros ni de pasados,
tienen palabras de hambre
como sus manos,
que hurgan en los bolsillo
urgidos de remiendos
sin encontrar nada.

Cuanta hambre rueda por sus pies
abiertos al cemento ardiente,
zapatos con suelas olvidadas
en algún entierro,
cordones de hilo volátil
que se escapan con el viento.
Y esas caras desiertas y marcadas
ya no juzgan el desprecio,
ya no lloran por el vientre vacío,
ya no ríen,
esperan en silencio
la moneda regalada,
la piadosa dádiva
del que no sufre,
pero también esperan
la cuchilla oxidada
que les rebane el cuello,
la muerte lenta, pero salvadora.

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