Me vuelvo rendido
a mi primera voz,
a mi primer parto de luz.
Me vuelvo casi a tientas
a mi formación,
calcio, plasma
y una urdimbre de tejidos
conectados,
todos en una bolsa
llena de tibio suero.
Me vuelvo dormido
a los recodos cálidos
de mi existencia,
a mi útero de sueños,
a mi madre que espera.
Ser un niño,
ser un hombre,
una dualidad tajante
que segmenta mis imágenes,
un verdugo insomne
que me arrulla,
una resurrección más
que se agiganta,
pues aún no he sido
lo que soy,
porque he vuelto a recorrer
los senderos de la vida.
a mi primera voz,
a mi primer parto de luz.
Me vuelvo casi a tientas
a mi formación,
calcio, plasma
y una urdimbre de tejidos
conectados,
todos en una bolsa
llena de tibio suero.
Me vuelvo dormido
a los recodos cálidos
de mi existencia,
a mi útero de sueños,
a mi madre que espera.
Ser un niño,
ser un hombre,
una dualidad tajante
que segmenta mis imágenes,
un verdugo insomne
que me arrulla,
una resurrección más
que se agiganta,
pues aún no he sido
lo que soy,
porque he vuelto a recorrer
los senderos de la vida.
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