Me mira,
desde le oscuro fondo
de la inconsciencia,
sabe de mis cosas,
conoce las palabras
que inundan mi alma.
Me mira,
siempre me mira
y yo me rehuso a él,
a su ojo tan ciego de años,
a su profundidad
de espacio inalcanzable.
Pero está ahí,
atravesando mi pecho,
con varas de fuego,
obligándome a escapar
de mi secreto.
Me mira,
eternamente.
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